jueves, 2 de septiembre de 2010

No pienses más y sigue andando



La última vez que escribí en el blog, podía hablar de historias que había leido, de mi opinión sobre la opinión de los demás, de mis juicios sobre los juicios de los demás...podía hablar de los demás y sus experiencias pero rara vez podía hablar de algo mio con palabras propias. Ahora, tras la experiencia más increible de toda mi vida...puedo decir y digo con mis propias ideas que el Camino de Santiago es el viaje más increible y completo al que he dedicado mi tiempo.
Maticemos, que hablamos de un ser humano de clase media, con más de 40 días de vacaciones seguidas, con al menos 1000€ de presupuesto, con la convicción y la entereza de que pondrá todo su cuerpo al servicio de su mente, de que no se rendirá ante ninguna adversidad (en su mayor parte inimaginables), que vencerá las agresiones naturales (caidas, urticarias), mentales (desasosiego) y espirituales (qué hago yo aqui?) a las que se verá expuesto por las condiciones de desamparo, soledad y condiciones medioambientales inestables (lluvias torrenciales, granizos, frio).
Si me preguntaran qué ha sido para mi el camino, les respondería:
Si sólo hubiera estado 5 días, el camino para mí significaría: sobresfuerzo físico, ampollas, rozaduras, sinfonía de agujetas, calor y naturaleza muerta.
Si hubiera estado 10, el dolor físico habría dado paso a las más diversas contracturas, pero quizás habría prestado más atención al silencio y a la soledad (cuando nadie me ve, puedo ser o no ser), habría aprendido a valorarlas como algo propio y valioso, no como algo de lo que hay que huir.
Si hubiera estado 20 días, quizás mi cuerpo se hubiera hecho al trabajo duro, al ejercicio aeróbico constante, las ampollas de mis pies se hubieran convertido en callos, mis heridas en cicatrices, y mi cansancio en tono muscular, es probable que hubiera conocido personajes con los que hubiera compartido en su idioma o en el mio propio las nimiedades diarias, las condiciones climatológicas raramente cambiantes o algún pensamiento etéreo sobre lo que me inspira mi aventura.
Si hubiera estado 30 días, quizás habría olvidado mis temores, mis miedos y mis dudas y me hubiera dejado embriagar por el exito de lo que tenía entendido que podía ser una gesta imposible, podría haber dejado de contar los kilómetros, las ciudades, los pueblos e incluso los personajes de la obra, y habría empezado a observar los detalles, las historias mínimas...habría reconocido en una sola mirada, la humildad y la lucha contra todo pronóstico, en su forma más pura; me habría visto a mi mismo reflejado en las piedras, me habría vuelto loco, habría expresado en inglés, francés o en el lenguaje de las señas palabras que no conocía para expresar cosas nunca antes sentidas, habría entendido como propias las vivencias de mis compañeros de viaje, habría cantado con ellos, habría llorado, reido a carcajadas, me hubiera dormido pensando en el mañana con felicidad, hubiera dejado de hablar del camino para hablar del ser humano con un respeto renovado, de lo que significamos como especie y como cultura viendo lo bueno y lo malo, recuperando la fe en que todo puede cambiar, en que los invisibles (seres humanos de excepción) existen aún cuando no los vemos, en que dios no es más que un monólogo interior en constante retahila.
Pero claro, qué puedo saber yo de todo esto si tan sólo estuve 43 días.

1 comentario:

  1. Por un simple toquecito en facebook me veo en esta página y me alegro de volver a leer este texto. Sensibilidad.

    Besos man!

    Felipe

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